lunes, 28 de junio de 2010

ESTADOS DE ÁNIMO

Uno empieza a sentirse zorro viejo en esto de las oposiciones, en la medida en que va conociendo tanto el proceso inevitable de la oposición como los plazos y, sobre todo, a sí mismo. A lo largo de la preparación de una oposición de este tipo, en el que hay que preparar tanto el seso como el resto del cuerpo, ese autoconocimiento se convierte en una pieza clave para alcanzar nuestro objetivo.

Hay que conocerse bien, saber cuales son nuestros puntos flacos y también cuales son nuestras limitaciones. Y esto es extrapolable al resto de ámbitos de nuestra vida diaria, por supuesto. ¿Cómo se consigue? Pues no queda otra que la experiencia, el fallar y el caer y levantarse. Ahora, en mi cuarto intento (segundo en serio, no nos vamos a engañar) y a mis casi 28 años, creo que estoy en un muy buen momento en este aspecto. Primero porque a esta edad el cuerpo ya se ha estabilizado y uno lo conoce más o menos bien. Y segundo porque, como digo, la experiencia es un grado.

En fin, a lo que iba. A lo largo de una oposición es inevitable sufrir cambios en el estado de ánimo. Sólo faltaba, teniendo en cuenta que la preparación es de casi un año "a tope". No solo influye la propia oposición, con sus rumores, sus plazos, sus cambios y sus dificultades, sino también el cansancio, las dudas y por supuesto, tantos factores externos incontrolables (familia, trabajo, salud y, porque no, también amores y desamores -este no es mi caso, afortunadamente-). Y contra esos bajones hay que saber luchar, sobreponerse a ellos y seguir adelante. En mi caso en concreto ahora estoy pasando una época de cansancio físico y de desmotivación a la hora de estudiar, al no saber muy bien cuando va a salir la convocatoria, pero sin embargo seguimos al pie del cañón, porque ahí será donde se marquen las diferencias. Y al igual que hay que saber superar los bajones, también hay que saber controlar muy bien las fases de euforia, del "yo puedo con todo"; hay que ser optimistas, sí, pero también francos con uno mismo. Y los excesos de confianza nunca son buenos. Nunca.

Seguiremos informando, hoy tocaba reflexión. Saludos.

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